Distopías filmográficas de ayer y hoy

Por Andrés Rousseaux

Terry Gilliam 1Terrence Vance Gilliam (22-11-1940), actor y director de cine británico, aunque es oriundo de EE.UU. Formó parte de los “Monty Python” (sino saben qué es esto háganse el favor de buscarlo), sobre todo por sus animaciones hechas con fotografías. Como director, sólo por nombrar las que más me gustan: “Monty Python and the Holy Grail” (1975); “Jabberwocky” (1977); “Las aventuras del Barón Munchaunsen” (1989); “El pescador de ilusiones”(1991); “Pánico  y locura en Las Vegas” (1998)es un experto en contar historias distópicas 2Una distopía​ o antiutopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma.​ El término, procedente del griego, fue creado como antónimo directo de utopía, término que a su vez fue acuñado por santo Tomás Moro y figura como el título de su obra más conocida. Las distopías a menudo se caracterizan por la deshumanización, los gobiernos tiránicos, los desastres ambientales u otras características asociadas con un declive cataclísmico en la sociedad.. Quizás en otro momento hablemos de “Brazil”, otra gran obra de este estilo, pero hoy nos centraremos en las peripecias de “Doce Monos”, dirigida por Gilliam, inspirada en la película “La Jetée” (1962), de Chris Marker 3“El muelle” es una película francesa de ciencia ficción estrenada en 1962 y dirigida por Chris Marker. En ella se relata la historia de un experimento de viaje en el tiempo llevado a cabo tras una guerra atómica. La cosa es más o menos así: tras una apocalíptica guerra nuclear el mundo quedó devastado. Un grupo de científicos triunfantes llega a la conclusión de que el único modo de salvar a la humanidad es recurriendo a los viajes a través del tiempo, mandando a alguien al pasado para pedir ayuda, o al futuro para buscar una solución a la situación presente. El “elegido” para realizar el viaje a través del tiempo es un prisionero, que trata de reconstruir el recuerdo de su amada..

La cosa arranca así: el ruido de un disparo, imágenes difusas de una mujer rubia corriendo en el aeropuerto, el rostro de un niño que luego descubrimos que deviene en  un prisionero llamado James Cole (Bruce Willis), quien vive en un mundo postapocalíptico, puntualmente en Filadelfia, alojado en un lugar subterráneo con muchas similitudes a una cárcel. Su personalidad está tipificada (antisocial tipo 6) y se lo elige como voluntario (el contrasentido de esto es hermoso) para realizar misiones de exploración en la superficie, con aparatoso traje de protección. ¿Pero qué paso con la Tierra?

Entre 1996 y 1997 la superficie de la Tierra había sido contaminada con un virus tan letal, que obligó a la población superviviente a vivir bajo el suelo. En la superficie los animales recorren tranquilamente las calles; leones y osos incluidos. Con el fin de ganar una indulgencia, Cole acepta la propuesta de los científicos, quienes dirigen el mundo, para  ser  enviado a peligrosas misiones al pasado para recolectar información sobre el virus, supuestamente liberado por una organización terrorista conocida como el “Ejército de los Doce Monos”. En lo posible se le pide que extraiga muestras de aquel agente patógeno para poder descubrir una cura.  La sala donde Cole tiene interrogatorios con los científicos pretende mostrar cómo el criminal es interrogado a través de un juego de televisores; uno trata de ver los rostros en las pantallas que tiene enfrente, pero las verdaderas caras y voces están en el mismo lugar, sintiendo diminutas voces en su oído. Según Gillian, fue una forma de transmitir cómo es el mundo en el que vivimos, la forma en que nos comunicamos actualmente, con dispositivos tecnológicos que pretenden comunicar, pero no lo logran. A su vez,  existen referencias al tiempo, a los viajes a través de él y a los monos a lo largo de la película.

En su primera misión Cole llega a Baltimore en 1990, no en 1996 como estaba previsto; está claro que los científicos no acusan recibo de este error. Cole empieza su investigación, quizás de una forma un tanto violenta. Pero ¿qué pasa si viajas en el tiempo y empiezas a decir que sos del futuro? 4Salvo que termines en Hill Valley. En Alemania también terminas en el psiquiátrico. Referencias Nardas.Por supuesto que te arrestan y te internan en un hospital psiquiátrico, previa evaluación de Kathryn Railly (Madeleine Stowe), psiquiatra (quien más adelante da una charla acerca de “Locura y apocalipsis”). Los enfermeros lo bañan de la misma forma que los guardias del futuro. Allí conoce a Jeffrey Goines (Brad Pitt), un paciente anticonsumista obsesionado con los derechos de los animales. Ni bien se conocen, Goines da un discurso que debería ser lo primero que cualquier aspirante a profesional de la Salud Mental debería saber: “De hecho, aquí hay  muy pocos verdaderamente enfermos. No estoy diciendo que no estés loco, ¡podrás estar de remate! Pero no estás aquí por eso, ¡no es por eso! Estas aquí por el sistema. Ahí está la televisión, ¡ahí lo tiene todo! Mira, escucha, arrodíllate, reza. Los anuncios. Ya no producimos nada, todo es automático. ¿Y nosotros qué? Somos consumidores. Si compras mucho eres un buen ciudadano, pero si no compras ¿qué eres? ¡Un enfermo mental! Cierto, Jim, si no compras autos, batidoras electrónicas, consoladores eléctricos, audífonos implantados, destornilladores con radar, computadoras parlantes…”. Hasta que le piden a Jeffrey que se calme. En fin, Cole intenta en vano dejar un mensaje de voz en un número monitoreado por los científicos del futuro, delante de la junta evaluadora del hospital, donde encuentra nuevamente a su psiquiatra, Kathryn Railly.

Luego de una fallida tentativa de fuga, es encerrado en una celda, pero luego desaparece, y regresa al futuro. De vuelta en su propio tiempo, los científicos lo interrogan y le muestran un distorsionado mensaje que habla de la localización del “Ejército de los Doce Monos” y confirma que ellos son los responsables de haber dispersado el virus. También le enseñan fotografías de varias personas, entre las que se encuentra Goines. En un segundo intento los científicos se vuelven a equivocar y esta vez lo envían a una trinchera en Francia durante la Primera Guerra Mundial, donde es herido por una bala.  En paralelo, a lo largo de la película, el sueño inicial de Cole se torna recurrente.

La tercera es la vencida y finalmente lo envían a 1996. Cole secuestra a su ex psiquiatra e inicia una búsqueda destinada a hallar a Goines, ya que él había sido el fundador de la organización terrorista. Cuando es enfrentado, este personaje niega conocer el virus y dice que Cole había pensado en acabar con la humanidad, en el hospital en 1990. Además, descubrimos que Goines está forrado en plata, comportándose según la etiqueta de la fiesta que interrumpe Cole. Cuando la policía llega, éste último desaparece de nuevo y, luego de este incidente, la doctora empieza a dudar de su diagnóstico, ya que encuentra pruebas de que está diciendo la verdad5Tales como la bala en la pierna de Cole, que extraída por ella misma resulta ser una bala de la Primera Guerra Mundial. Luego ella ve una foto de ese combate en las trincheras, en la que aparece Cole. También una  predicción de Cole de que un niño desaparecido estaba en realidad escondido, porque recordaba ese caso por haberlo visto en su niñez.. Por el contrario, el viajero del tiempo empieza a pensar que sus experiencias son alucinaciones (conciencia de enfermedad diría cualquier neurocientifico) y convence a los científicos de enviarlo otra vez al pasado, con la intención de escapar.

En varios momentos de la película se aborda la naturaleza subjetiva de la memoria y su efecto sobre la percepción de la realidad. Cole recuerda el disparo en el aeropuerto, pero esto es alterado en cada sueño. A su vez, por tener falsos recuerdos y divergencia mental, Cole termina en el hospital psiquiátrico. 

Percibo, por lo tanto existo y existen

Podemos pensar que la atención, la sensopercepción y la memoria se pueden estudiar desde la psicopatología, pero con las nociones de espacialidad y temporalidad tenemos que tener en cuenta el análisis existencial. Las primeras son funciones psíquicas y las segundas, estructuras descriptas por la filosofía. 

Existe un entrecruzamiento de ambas perspectivas en la obra de Jaspers6Karl Jaspers (18831969), psiquiatra y filósofo alemán, de familia noble, que tuvo una fuerte influencia en la teología, en la psiquiatría y en la filosofía moderna. Su obra psiquiátrica más conocida es “Psicopatología general”., inspirado por el universo Kantiano 7Immanuel Kant (1724-1804), filósofo alemán de la Ilustración. Fue el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. Es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal.. El espacio y el tiempo son para Jaspers cualidades primordiales de la estructura de la vivencia. En torno a las coordenadas espaciales y temporales se agrupan las percepciones y las representaciones, en tanto, son ingredientes sustanciales de la conciencia del mundo objetivo (para Kant el espacio y el tiempo son intuiciones a priori por cuya medición captamos los fenómenos del mundo externo sensible). En cambio para los fenomenólogos se trata de otra cosa. Para Husserl8Edmund Gustav Albrecht Husserl (1859-1938), filósofo y matemático alemán, discípulo de Brentano y Stumpf, fundador de la fenomenología trascendental y, a través de ella, del movimiento fenomenológico. y Merleau – Ponty9Maurice Merleau-Ponty (1908-1961), filósofo fenomenólogo francés, fuertemente influido por el autor nombrado arriba. Frecuentemente clasificado como existencialista, debido a su cercanía con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, así como por su concepción heideggeriana del ser, aunque posteriormente, debido a su litigio con Sartre, Merleau-Ponty negaba pertenencia o acuerdo con dicha filosofía, el rasgo esencial es la temporalidad de la conciencia. El tiempo aparece así como una dimensión del ser.

En la psiquiatría fenomenológica la noción de temporalidad viene de la obra de Heidegger10Martin Heidegger (1889- 1976), filósofo alemán, desarrolló una filosofía que influyó en diversos campos del pensamiento. En su obra más conocida, “Ser y tiempo” (1927), Heidegger aborda el significado de “ser” al considerar la pregunta: “¿qué es común a todas las entidades que las convierten en entidades?” Heidegger aborda esta pregunta a través de un análisis de Dasein, su término para el tipo específico de ser que poseen los humanos, y que asocia estrechamente con su concepto de “ser-en-el-mundo” (In-der-Welt-sein). En “Ser y tiempo” considera que la existencia es un proyecto montado sobre el tiempo. La vivencia del espacio es más concreta y se liga a los elementos dados por la percepción y movimientos. La temporalidad es la dimensión fundamental de nuestro ser, en tanto la espacialidad es el escenario de nuestra existencia. (1951, fenomenología existencial), aceptando la situación jerárquica superior de la temporalidad con respecto a la espacialidad. Por ejemplo, en el mundo de la psicosis y la demencia el tiempo es mucho más vulnerable que el espacio. La vivencia del tiempo apunta al núcleo de la existencia, en tanto la vivencia del espacio es una representación que se impone desde el mundo externo. Para Heidegger nuestra existencia es una sucesión de momentos y cada uno integra una síntesis de pasado – presente – futuro, pero nuestra existencia es un proyecto que siempre apunta al futuro. Para Heidegger hay un Tiempo Primordial o existencia auténtica montada en el proyecto y la trascendencia y que tiene conciencia de la finitud, por ello tiene angustia (“ser para la muerte”); y un Tiempo Vulgar o existencia inauténtica saturado de presente en el que priva la cotidianeidad, olvida el pasado y suprime el futuro, pierde la categoría de hombre. 

En los padecimientos psíquicos se determinan primero la desestructuración del tiempo; la desestructuración del espacio exige una alteración de la personalidad más intensa. La vivencia de espacio no sólo tiene una génesis más precoz que la del tiempo, sino que es más sólida frente al padecimiento psíquico. Las variaciones de las vivencias dependen de la expansión o depresión del yo y con la actitud de la personalidad ante los otros. Al expandirse el yo, aumenta el espacio yoico e invade el espacio de los otros; al reducirse el yo, se reduce el espacio yoico. Si el individuo no quiere comunicarse su espacio individual se erige con límites estrechos y netos; si está propicio al encuentro extiende sus límites y tiende a fundirse en el espacio de los otros. 

Al pensar el tiempo no deberíamos apuntar al cronológico fácil de investigar, sino al “tiempo personal” o “tiempo vivencial”, que tiene un ritmo particular en cada individuo. Este tiempo experimenta cambios en la forma de vivenciarlo según la edad del sujeto. Sucede que cuando somos jóvenes vivenciamos el paso del “tiempo interno” como muy lento, un año nos parece un tiempo larguísimo, en cambio cuando envejecemos, tenemos (internamente), la sensación de que los años pasan a una velocidad vertiginosa.  

Según Minkowski11Eugène Minkowski (1885-1972), psiquiatra francés de origen judío polaco, conocido por su incorporación de la fenomenología a la psicopatología y por explorar la noción de “tiempo vivido”. Estudiante de Eugen Bleuler, también estuvo asociado con el trabajo de Ludwig Binswanger y Henri Ey, lo intemporal del esquizofrénico es la fuente de producción de los actos en cortocircuito que no tienen finalidad alguna. Cole está todo el tiempo buscando la finalidad y es muy consciente de su temporalidad; lo confunden los demás, en particular los errores de cálculo de los científicos.

La experiencia de realidad vivida existe o no existe, en cambio el juicio de realidad puede ser ambiguo o ambivalente. La experiencia de realidad varía desde ser una realidad perceptiva idéntica a las otras percepciones12Recordemos las características de la percepción desde la semiología psiquiátrica clásica: diseño determinado con todos los detalles; corporeidad (objetividad); fidelidad sensorial; constancia de la forma; independencia de la voluntad; aparición en el espacio exterior u objetivo., hasta la de ser una realidad singular.

En relación a Cole y su “falsos recuerdos”, rápidamente se lo encuadra en el mundo delirante e hilando más fino, el de las parafrenias13El término parafrenia fue acuñado por Karl Kahlbaum para denominar dos enfermedades, la hebefrenia en el joven y la demencia en el viejo. El término propiamente como se toma en este texto, aparece en la octava edición del texto de Emil Kraepelin.. Para Kraepelin14Emil Kraepelin (1856- 1926), psiquiatra alemán, considerado como el fundador de la psiquiatría científica moderna. Afirmó que las enfermedades psiquiátricas son causadas principalmente por desórdenes biológicos, idea aún dominante en el campo de la psiquiatría., las parafrenias representan una cuña entre la paranoia y la demencia precoz; suele tener un carácter megalomaníaco, con temáticas de persecución, influencia, filiación, etc. Kraepelin clasificó a las parafrenias en cuatro tipos, destacándose en este caso la parafrenia confabulatoria, donde predominan los falsos recuerdos y las alucinaciones de la memoria. 

Crónica de una muerte anunciada

Siguiendo con la película, Railly deja un mensaje de voz en un número rastreado por los científicos para probar la locura de Cole, con lo que crea el mensaje que éstos le habían transmitido antes de enseñarle su segunda misión. Es entonces como ambos se dan cuenta de que la epidemia que él anunciaba sería real y elaboran planes para disfrutar el poco tiempo que les queda. 

En su camino al aeropuerto descubren que el “Ejército de los Doce Monos” es una bomba de humo; todos sus planes consisten en demorar el tránsito liberando animales del zoológico. Una vez allí, Cole envía un último mensaje diciendo que esta organización no es culpable y que ya no volvería. En ese instante aparece José, un conocido suyo proveniente del futuro, que le da un arma e instrucciones para completar su misión. Railly detecta al verdadero culpable de la epidemia: el doctor Peters, un asistente del laboratorio de virología de los Goines, la familia del no tan desquiciado Brad Pitt. Peters embarcaría hacia una numerosa lista de ciudades, que coincide con la secuencia (memorizada por Cole) de dispersión de la enfermedad. 

Más tarde, Cole es herido mortalmente por un disparo mientras trata de detener a Peters. Mientras muere en sus brazos, Railly mira a un niño, quien no es otro que el pequeño James Cole que presencia su propia muerte, la escena que se repite en sus sueños a lo largo de la película. Finalmente, Peters, una vez dentro del avión, se sienta al lado de Jones, una de las más científicas que dominan el mundo en el futuro.

Cole vivencia durante toda su vida la única certeza con la que nacemos: la muerte. Pero sin embargo esto no es lo que lo enloquece, sino como los demás lo caracterizan. En el momento que esto cae, Cole es el hombre más cuerdo del mundo. 

¿Quién nos creería a nosotros si viajamos en el tiempo y avisamos que vamos a pasar más de un año en cuarentena por un virus de alcance mundial?


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