Por Carlos Cao (*)
El gambito es una famosa movida de apertura de ajedrez en la que se arriesga una pieza esperando perderla. Gambito comparte raíz etimológica con gambeta y también se trata de una trampa, de una carnada para confundir. Se pierde material (un peón, por ejemplo) en aras de mejorar una posición, desarrollar otra pieza, generar un claro que permita otros movimientos. Una vez ejecutado, el contrincante solo puede elegir entre aceptar o no el gambito, es decir mantener una posición o capturar una pieza contraria.
Freud (1913) comparó el estudio de las aperturas y finales del ajedrez con lo que sucede en un psicoanálisis.Así como en el ajedrez, en la apertura de un psicoanálisis puedeubicarse al sujeto y al Otro. Suena un poco grandilocuente pero no lo es tanto: se trata de captar el conflicto. Se puede visualizar al Otro como una amalgama de representaciones, pensamientos, mandatos, prohibiciones, ideales o puntos de intransigencia. En suma, como una organización del mundo que se puede interpretar desde los dichos de un paciente. El sujeto es el efecto de todas las tensiones, contradicciones, incongruencias e imposibilidades que resultan del cruce con el Otro, y que se pueden interpretar de los errores, lapsus, sueños o síntomas. Generalmente se admite que el Otro es aquel que brindó los cuidados primordiales. Así pensado, es aquella primera encarnación de Otro que medió con la serie de fenómenos con los que se encuentra un ser humano en su contacto con el mundo. Es en este encuentro con Otro, su “sede previa”, en que se constituye el sujeto. Por esto Lacan (1960) se esmeró en separar al Otro (primordial) de los otros (semejantes).
Esos semejantes tienen la posibilidad de ocupar tales lugares para un individuo en razón de que existe el Otro: una sede de la palabra que “setea”, configura, prescribe los lugares posibles. Tanto como las reglas del ajedrez restringen los movimientos de cada pieza a una serie de lugares posibles, el inconsciente “anticipa” el futuro, porque decreta las categorías posibles de Otros significativos, que derivan de la relación Sujeto/Otro.
Esta anticipación es lo que permite hablar de neurosis de destino, o de la angustia que despierta en quien consulta la certeza de que “va a seguir pasando” o sufrir porque “siempre pasa lo mismo”. El análisis ocurre así como la “toma de conciencia” de las relaciones con los Otros En resumen, en el inicio, la escucha analítica debe ubicar el conflicto: ¿Cuál es la posición del sujeto que lo pone en jaque? ¿Qué movidas se han realizado que lo dejan en este impasse?
El embrague que nos dará una última justificación a la propuesta viene desde el campo mismo del ajedrez. El desarrollo de la partida implica disponer las piezas de forma tal que sea fácil hacerlas trabajar: “El ataque es el proceso mediante el cual se allanan los obstáculos” (Lasker, 1971, p.61)
Pensemos al ajedrez entonces, como el campo de conflicto entre Otro y sujeto, donde el analista es llamado a tomar parte. Esta idea tampoco es novedad, Freud no dice otra cosa: retener la transferencia como fuente de energía para vencer resistencias (obstáculos) y señalar los caminos donde conducirla
Así las cosas en nuestro Otro/ajedrez, tendremos por ejemplo, los movimientos prescriptos, la alternancia de los turnos, la contabilización del tiempo, los libros publicados, las jugadas famosas; también consideraremos la forma que representa cada figura, la disposición de colores del tablero, la representación intelectual que implica un combate imaginario de dos bandos; los movimientos que se realizan, y la vitalidad que con ello imprimen a la partida los jugadores.
Se calcula que las combinaciones posibles de movimientos en una partida es de 1043, lo que hace virtualmente imposible de preverlos, y esto es si sólo se consideran los movimientos legales.
El devenir de la partida servirá a los fines de ejemplificar al sujeto, uno se puede hacer una idea de su ubicación analizando el juego: conociendo a quien juega, sus puntos débiles y fuertes, tomando nota de las piezas perdidas. Pero sobre todo que ese sujeto “cambia” con cada movimiento efectuado, por eso el “devenir de la partida” es lo que mejor lo ilustralos cambios de posición.
Solo restaría mencionar la “solidaridad” que hay entre Otro y sujeto. Si admitimos que todas las jugadas ya están virtualmente hechas, es decir las combinaciones potenciales que admiten las reglas existen en un universo de probabilidades, se hace más patente la siguiente intelección. La aparición de cierto impasse en la partida pone a nuestro jugador (ahora paciente) a arriesgar innecesariamente piezas, perder oportunidades buscadas, desperdiciar tiempo, repetir movimientos sin dirección clara. Casi podemos sentir su frustración: indagando ansiosamente en su memoria para salir de la mala situación, repasando partidas propias y ajenas, deseando patear el tablero, tanteando infructuosamente sorprender a un oponente que se adelanta a sus movimientos, recriminándose por no haber previsto algo.Ahora bien, cuando se da la realización efectiva de una jugada “imprevista” para el espectador (y ¿por qué no? para el jugador) que por novedosa, creativa, sorpresiva termina por desbaratar la defensa del oponente y jaquea a su rey, o bien recupera una pieza o cambia notablemente el “devenir de la partida”, se habla de “jugada magistral”.
Muchas de ellas toman tal vuelo público que no es inusual que se bautice con el nombre de aquel que la llevó a cabo. Numerosos ejemplos de personas que tomando su lugar en la historia de la práctica, visibilizan un aspecto inadvertido del juego (es decir del Otro de nuestro ejemplo). De allí la solidaridad entre Otro y sujeto que decíamos.
Una lectura posible del análisis implica esto, dado que “nuestra justificación así como nuestro deber es mejorar la posición del sujeto” (Lacan, 1963, p.68). Del universo de probabilidades, se busca ejecutar una movida cuyo efecto permite al analizante observar un sinsentido irreductible, un efecto de sorpresa, de cierta vacilación, de desorientación respecto del Otro. En definitiva, una trampa al sentido prescrito: gambito al Otro.
(*) Psicólogo clínico. Psicoanalista. Docente universitario. Ex jefe de residentes Htal Rivadavia
Bibliografía
Freud, S. (1913) “Sobre la iniciación del tratamiento” en Obras completas. Volumen 12. Buenos Aires. Amorrortu. 2007
Lacan, J. (1954-1955) El seminario de Jacques Lacan. Libro 2. El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. Buenos Aires. Paidós. 2008.
Lacan, J. (1960) “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo” en Escritos 2. Buenos Aires. Siglo Veintiuno Editores. 2011.
Lacan, J. (1962-1963) El seminario de Jacques Lacan. Libro 10. La angustia. Buenos Aires. Paidós. 2018.
Lasker, E. El sentido común en ajedrez. Barcelona. Ediciones Martinez Roca. 1971.
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